He tratado, durante una importante parte de
mi vida, de encontrar la felicidad hasta
en los mínimos detalles. He intentado vivir
una "sana neutralidad" en donde hago
lo que puedo por lo que quiero. También
entiendo que muchas cosas son como son, o lo
que son; son lo que hay y no hago nada o
mucho, tratando de ir navegando contra la
corriente de aquellos ríos cuyo cause no
dependen de mi. "Tratando de hacer lo mejor
que se puede, con lo que se tiene".
¿Pero que tal cuando sí dependen de mi
actuar?, ¿o cuando puedo hacer algo para que
las aguas recorran tranquilas en medio de
las orillas, en la vida de otros, sin
salirse y sin perderse corriendo por las
praderas?
En medio de este proceso, entre preguntas,
respuestas y preparación para el presente y
futuro, aparecieron los seminarios y cursos
que me capacitaron para trabajar con las
personas.
Ya con algunos de estos seminarios
terminados y navegando en un crucero por el
Río Nilo, y luego de un maravilloso
atardecer africano, pensé ¿cuál es el
propósito en mi vida?, ¿existe?, ¿lo hay?.
Sentado ahí, mirando hacia la orilla de ese
cause por donde hace miles de años
anduvieron faraones "y dioses" del antiguo
Egipto, me pregunté ¿cuál es mi esencia?,
esa chispa divina que hay en mi.
¿Cuál es mi
bendición?, la forma en como toco a los
demás cuando estoy en mi propósito.
¿Cuál es mi misión?, o ¿para qué estoy
aquí?, ¿qué trabajo vine a hacer?, ¿para qué
fui diseñado?. Y finalmente ¿cuál es el
mensaje que tengo?, ¿hay algo que tengo que
decir, consistentemente, al mundo?
Y de ahí, de todas esas respuestas juntas
salió mi propósito de vida:
"Felicidad de exportación".
No siempre se puede ser feliz cada minuto
del día, en cada uno de los días; pero si
podemos procurar que cada instante regular,
en medio de la norma, el trajín y la rutina,
se convierta en algo que verdaderamente
valga la pena y nos haga sonreír. De esta
forma estaremos trabajando en cada uno de
los eslabones que formarán la gran cadena de
felicidad que terminará, definitivamente, el
día que dejemos aquí la esencia de lo que
somos, y emprendamos el camino hacia un
mundo mejor.
Mi misión o propósito se ha convertido en
tratar de hacer a la gente sonreír, pero más
que eso, que lo hagan aunque yo no esté con
ellos.
Que mi participación en sus vidas les de
momentos gratos, graciosos o serios, pero
que puedan encontrar la gracia en sus vidas,
en sus maravillosas vidas en construcción o
mantenimiento. Para esto estoy aquí, ese es
el trabajo que vine a hacer, para eso fui
diseñado, y por lo tanto ese es mi mensaje
para aquellos que gracias a Dios se cruzan
en mi camino.
Estoy seguro que no seré efectivo para
todos, pero intento tocar el centro del alma
de aquellos que en mi camino se crucen, lo
logre o no, sean pocos o muchos, será lo que
tengo que decir, consistentemente, al mundo.
Así es como quiero tocar a los demás.
Y en el proceso, dejaré que ellos, con sus
participaciones, desnuden mi alma, la hagan
permeable y ericen mi piel, en procura de
llegar a convertirme en un ser humano mejor
cada día.
Esa es mi esencia y esa es la chispa divina
que hay en mi, y mi bendición. Todo esto es,
porque no solo creo en Dios, sino que Dios
cree en mi.
Vinny |